Una exposición temprana a los dispositivos electrónicos como herramienta
de aprendizaje podría afectar a su memoria, con el paso de los años. “Si
nosotros exponemos a los niños tempranamente a estos mecanismos de
información, probablemente vayan a ejercitar menos esta memoria
explícita que le va permitir después recordar fechas, números
telefónicos, etcétera”, señala en RPP el médico psiquiatra Alberto
Fernández, director del Instituto de Neurociencias Aplicadas (INA).
Una encuesta hecha a 300 estudiantes universitarios en Estados Unidos,
Japón, Alemania y Eslovaquia, reveló que un aplastante 92 % se concentra
mejor cuando lee sobre un libro impreso. ¿Acaso corremos el riesgo de
retener menos conocimiento si utilizamos a la tecnología como
herramienta de aprendizaje?
Quizá la memoria explícita, aquella que permite el aprendizaje
consciente y voluntario, sea la más perjudicada.
La memoria implícita. Es la que se beneficia, aquella que nos permite
aprender de manera mecánica y sin que medie la consciencia. Esa es la
razón por la que a muchos nos basta con poner los dedos sobre el
teclado, para recordar nuestras contraseñas.
Neuroplasticidad del cerebro humano. Esa es la ventaja que permite
ejercitar nuestra memoria, por ejemplo, a través de la escritura que
estimula las conexiones neuronales y la orientación espacial.
Es así que Patricia Capellino, psicoterapeuta del Centro Oye Papá Oye
Mamá, sugiere que sí podemos hacer algunos ejercicios para la memoria,
como "recordar números, nombres, asociarlos a una imagen, y que no todo
esté puesto en el celular o una tablet".
Si bien es cierto que el sobreuso de pantallas puede causar ojo
perezoso, ojo seco e incluso estrés visual, también existen algunas
alternativas como el Kindle, que al ser de tinta electrónica genera
menor desgaste visual y permite un mayor nivel de concentración si nos
desconectamos del internet mientras leemos.
"Hay género transmedia ahora, hoy hay un montón de recursos alternos al
tema de la tecnología para complementar la experiencia de la lectura”,
sostiene el experto en temas de tecnología Jesús Veliz.
La tecnología no tiene por qué ser nociva, la clave es tener reglas
claras de uso y aplicarlas correctamente para el provecho de nosotros
mismos.