Una dieta sana, variada y equilibrada a partir de los seis meses de vida
y hasta los dos años serviría como protección frente a varias
enfermedades, entre ellas el cáncer y la obesidad, , dicen pediatras
citados por El Correo.
«Esos mil días son el momento en que hay un mayor crecimiento y
maduración de órganos. Lo razonable –y la evidencia científica así lo
está demostrando– es pensar que todo lo que hagamos cuando está
madurando el sistema digestivo, el inmunológico y el nervioso influirá
en su desarrollo y, en consecuencia, en la prevención de enfermedades»,
afirma el especialista Pablo Oliver, coordinador de Urgencias
Pediátricas de QuirónSalud Bizkaia. El experto ha hablado en el foro
Encuentros con la Salud de EL CORREO sobre ‘Nutrición en la infancia’,
junto a Iñigo Echániz, jefe de servicio de Pediatría y Neonatología del
centro.
¿Qué se entiende por una dieta sana y equilibrada cuando se habla de
bebés? Lo cierto, según los especialistas, es que la respuesta no es muy
distinta a la que se da cuando se aborda la nutrición en los adultos.
Hasta el sexto mes, el alimento esencial del recién nacido ha de ser la
leche materna, ya que no hay lácteo de fábrica que haya sido capaz de
imitar sus cualidades nutritivas. «El 98% de las madres pueden
amamantar», explica Echániz.
Aún así, entre un 20% y un 30% de las parturientas suele tener problemas
para amamantar a sus bebés, generalmente por falta de experiencia. «La
labor de los profesionales sanitarios en las primeras 48 horas del
nacimiento del bebé, especialmente de las matronas, resulta determinante
para superar las primeras complicaciones».
Sin romperse la cabeza
A partir del sexto mes, tradicionalmente la cosa comenzaba a
complicarse. ¿Cuándo introducir el huevo, cuándo los cereales? Una
iniciativa impulsada por Pablo Oliver, que ha contado con el apoyo de
Osakidetza y de la Asociación Vasca de Pediatría de Atención Primaria,
ha permitido simplificar las pautas de alimentación del bebé y lograr
dos objetivos. El fundamental, que los críos estén mejor cuidados, y
como consecuencia, que sus padres no se vuelvan locos con el calendario.
Lo ideal, cumplido el primer medio año de vida, es mantener la lactancia
materna mientras sea posible. Si no es así, habría que pasarse a la
leche artificial, la de biberón, de tipo 2, hasta el año, cuando puede
comenzar a tomarse leche de vaca. A partir de los seis meses, se puede
comer casi todo, introduciendo cada nuevo alimento con una cadencia de
una o dos semanas, siguiendo los criterios del gráfico que ilustra esta
información.
Sólo debe tenerse cuidado con los frutos secos, que pueden causar
atragantamientos y no se aconsejan hasta los 5 años. «Los padres somos
el ejemplo a seguir por los hijos», resume Oliver. «Si ven que comemos
de todo, ellos también lo harán».