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Aumento de obesidad infantil predice la primera generación con menos esperanza de vida (y II)

El constante aumento del sobrepeso en los niños, con lo que significa de

riesgo para la salud, hace pensar a los expertos que las nuevas

generaciones tendrán una esperanza de vida menor que la de sus padres,

algo que nunca había ocurrido, dice La Tercera.

- Tiempo frente a pantallas

El uso excesivo de dispositivos digitales y pantallas afecta

negativamente a niños y adolescentes, interfiriendo en actividades

esenciales para su desarrollo, como dormir lo suficiente, leer,

interactuar con la familia, realizar tareas escolares y participar en

deportes y actividad física.

El libro revela que, a partir de los 2 años de edad, los niños en

promedio pasan alrededor de 3 horas diarias frente a pantallas. Los

preadolescentes (8-12 años) pasan un promedio de 4,5 horas diarias

frente a pantallas, mientras que los adolescentes (13-18 años) llegan a

6 horas y 40 minutos al día, lo que equivale al 40% de su tiempo de vigilia.

Esta sobreexposición a las pantallas aumenta el riesgo de obesidad

debido a la inactividad física y la promoción de alimentos poco

saludables y conductas perjudiciales. Estudios realizados en Chile,

México y Estados Unidos han revelado un incremento en el tiempo de

pantalla durante la pandemia.

- Educación

La educación juega un papel fundamental en la prevención de la obesidad

infantil. Los colegios deben educar a estudiantes, padres y profesores

sobre la importancia de una alimentación saludable y la actividad física.

Estudios anteriores realizados por el Dr. Vio demuestran que los niños

no reciben una educación adecuada en cuanto a una alimentación

saludable. Un 22% de los niños que participan en el programa JUNAEB

consume doble desayuno, y un 33% come doble almuerzo. La educación

culinaria es escasa, y es esencial fomentar hábitos de cocina y

habilidades culinarias básicas para niños y niñas.

- Ambiente familiar

El entorno familiar y la influencia de los padres o cuidadores son

determinantes en los hábitos alimenticios de los niños y niñas. Estos

hábitos se desarrollan en las primeras etapas de la vida. La familia

juega un papel crucial en la formación de modelos parentales de ingesta,

la valoración de la comida y la disponibilidad de alimentos en el hogar.

Los padres y cuidadores deben procurar compartir al menos una comida al

día con los niños. Un estudio mencionado en el libro demuestra que los

niños que nunca o rara vez comparten comidas con sus padres tienen un

36,2% más de prevalencia de obesidad en comparación con aquellos que

comen en familia y cuya prevalencia es del 17,1%.

En términos de transmisión de hábitos, se observa que un 60% de los

niños lleva colaciones poco saludables en la escuela y un 72% lleva

dinero para adquirir alimentos poco saludables. Los padres, aunque

declaran tener normas, suelen ver televisión mientras comen (60%), tomar

la "once" (96%) y cenar de manera poco saludable (42,2%). Estos hábitos

parentales influyen en los niños y niñas.

El libro hace hincapié en que la educación y la formación en hábitos

saludables deben comenzar desde los primeros años de vida. Los padres y

cuidadores deben adquirir conocimientos sobre nutrición y hábitos

saludables para brindar una dieta equilibrada y variada. Además,

compartir las comidas en familia siempre que sea posible también es

recomendable para inculcar buenos hábitos desde temprana edad.

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