En el New York Times, Catherine Pearson investigó sobre el aburrimiento
en la infancia, que ahora parece desterrarse a través de las pantallas
digitales y las redes sociales. Sin embargo, aburrirse puede ser
positivo y creativo.
Los niños suelen decir “me aburro” cuando se sienten solos o quieren
atención, señaló Katie Hurley, doctora en trabajo social y autora del
libro “The Happy Kid Handbook”. Así que puede ser útil preguntarles si
están buscando consuelo o compañía, dijo.
Además, haz lo posible por normalizar el sentimiento. “Tenemos una
tendencia a tratar el aburrimiento como una señal de angustia o una
especie de llamada de auxilio”, aseveró Hurley. “Es incómodo, pero no es
necesariamente negativo”.
El aburrimiento puede llevar a la plenitud.
El aburrimiento les ofrece a los niños la oportunidad de experimentar
con el tipo de actividades que les resultan satisfactorias e
interesantes, comentó Westgate.
Por ejemplo, si dejas a tus hijos solos en el jardín, es posible que al
principio se aburran, pero pueden aprender a evitar esa sensación, o a
resolverla, encontrando actividades que les parezcan significativas, ya
sea contar bichos, jugar con una pelota o dibujar con un gis en la
acera. Si los padres no permiten el juego libre e imaginativo, es
posible que los niños nunca descubran su amor innato por la naturaleza,
los deportes o el arte, o incluso el placer que pueden encontrar solo
relajándose o jugando.
“Ser capaz de identificar y desarrollar esas fuentes de significado es
una habilidad fundamental para toda la vida”, afirmó Westgate.
Los ‘rompeaburrimiento’ pueden romper el hechizo.
En ocasiones, los padres le temen al aburrimiento y los estragos que
puede causar en casa, explicó Hurley, pero el tiempo libre deja espacio
para el descubrimiento. Hurley recomienda revisar el horario semanal de
tu hijo y preguntarte: “¿Hay algo que podamos quitarle y llamarlo
simplemente ‘tiempo libre tranquilo’?”.
No obstante, los padres no deben esperar que los niños sepan por
instinto qué puede ser significativo para ellos. En lugar de eso, los
padres deben recordarles a sus hijos las cosas que les interesan o les
importan, señaló Westgate.
“Es la diferencia entre dejar al niño en una habitación sin
absolutamente nada que hacer”, explicó, y “llevarlo a una habitación en
la que sabes que hay libros y rompecabezas —cosas que serían
significativas para tu hijo— y que encajarían bien con él”. (También
señaló que la investigación ha demostrado que, sin desahogos positivos,
las personas pueden ser más propensas a involucrarse en comportamientos
nocivos).
Hurley comentó que los niños de 5 años o menores necesitan un menú
específico de “rompeaburrimientos”, o que les hagan preguntas como:
¿Quieres jugar con Legos? ¿Quieres jugar con plastilina? ¿Quieres salir
al aire libre? Además, añadió que los padres suelen sentirse presionados
a sentarse en el suelo y jugar con los niños pequeños cada vez que se
aburren, pero eso puede impedir que estos aprendan que son capaces de
dar rienda suelta a su imaginación.
Con niños un poco más grandes, Hurley dice que se les puede decir algo
como: “Date un paseo por la casa, piensa en tres ideas y regresas a
decírmelas”. Una vez que los niños pasan de un estado de aburrimiento a
la acción positiva, “se abre la creatividad, la resolución de problemas
y todo tipo de habilidades de aprendizaje académico”.
Los teléfonos y dispositivos requieren poco esfuerzo, señaló Westgate,
por lo que niños y adultos suelen recurrir a ellos para calmar la
sensación de aburrimiento.
“En el caso de los niños, es muy lógico que pidan pantallas cuando están
aburridos, pero, obviamente, eso no significa que sea lo mejor para
ellos en esa situación”, concluyó.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Monstera / Pexels