Un estudio de la Universidad de Iowa sobre bebés de un año de vida,
concluyó con la recomendación de que madres o padres interactuen con sus
bebés cuando les leen un cuento, por ejemplo respondiendo a sus
balbuceos, potencia el desarrollo de la lengua. Imitar sus sonidos, o
ampliarlos, es la forma más habitual de conversación que se establece,
publicó Tendencias 21.
Así lo afirma un estudio de la Universidad de Iowa (EE.UU.), que analizó
cómo respondían las madres a sus bebés de 12 meses, durante la lectura
de libros, juego con marionetas, y juego con juguetes. Lo que los
investigadores encontraron es que los bebés hacen más sonidos parecidos
al habla durante la lectura que cuando juegan con marionetas o juguetes.
También descubrieron que las madres respondían más a este tipo de
sonidos al leer a sus hijos que en las otras actividades.
Los hallazgos podrían explicar por qué la lectura de libros se ha
relacionado con el desarrollo del lenguaje en los niños pequeños, señala
la información de la universidad.
"Una gran cantidad de investigaciones muestran que leer libros, incluso
a niños de tan solo seis meses de edad, es importante para que surja el
lenguaje, pero estoy tratando de explicar por qué, observando detalles,
como la respuesta a los sonidos de los niños", dice Julie Gros-Louis,
profesora en la UI y autora del estudio, publicado en Language Learning
and Development.
"Si sabemos qué interacciones específicas se están produciendo entre el
cuidador y el niño y podemos vincularlas con los resultados de lenguaje,
tendríamos algo más que decirles a los padres aparte de que lean mucho a
sus hijos", añade.
El estudio también encontró que fuera cual fuera el contexto, las
respuestas de las madres a los sonidos tipo-habla a menudo eran
imitaciones o una ampliación de dichos sonidos. Por ejemplo, si el bebé
decía: "Bo", la madre respondería con "Bo-bo" o "Bola", incluso aunque
no tuviera nada que ver con la historia leída.
Gros-Louis dice que utilizó a las madres y sus bebés para este estudio
porque sus interacciones se han estudiado más que las que existen entre
los padres y sus hijos. Por lo tanto, podía comparar con mayor facilidad
sus hallazgos con los estudios anteriores.
Interacciones
En este caso, los investigadores observaron las interacciones de 34
madres y sus bebés de 12 meses durante tres períodos de 10 minutos, en
diferentes actividades: juegos con títeres, juego con juguetes, y leer
un libro. La marioneta era un mono de tela; el juguete, un granero con
partes manipulables, como botones para presionar; y los libros tenían
imágenes brillantes y oraciones simples en lugar de palabras sueltas.
Los bebés estaban sentados en una silla alta para controlar que
estuvieran cerca de sus madres y evitar que se levantaran y se movieran
por la sala de juegos.
Luego, los investigadores codificaron las vocalizaciones de cada niño y
las respuestas de su madre. Las vocalizaciones incluían cualquier sonido
que hiciera el bebé excepto los lloros, toses, hipidos y gruñidos. Las
respuestas de las madres se clasificaron en las siguientes categorías:
agradecimientos ("mmm", "ajá"); atribuciones ("es bonito"); directivas
("empuja"); nominales ("es una pelota"); vocalizaciones de juego ("¡te
cogí!"); preguntas; e imitaciones/ampliaciones.
"Los resultados pueden contribuir a la comprensión de cómo se relaciona
la lectura a los niños preverbales con el desarrollo de idiomas, que no
se entiende bien, en contraste con las interacciones de lectura con
niños mayores", explica el estudio.
Esta no es la primera vez que Gros-Louis estudia cómo responden las
madres a los balbuceos de sus hijos. En un estudio publicado en 2014,
ella y otros investigadores de la Universidad de Indiana encontraron que
las madres que entablan conversación de forma consciente con los
balbuceos de sus hijos de 8 meses podían acelerar la vocalización y el
aprendizaje de la lengua de sus hijos.
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