La profesora y neuroeducadora María Caballero, autora de 'Neuroeducación
de profesores y para profesores' habló sobre el creciente problema de la
adicción precoz de los niños a la tecnología. "Las pantallas son como el
tabaco", dijo en entrevista con el programa "Hoy por Hoy" de la Cadena
SER, donde lamentó que haya pocos estudios y no se hagan campañas de
visibilización de los daños en el cerebro de los niños.
- A mí hay un tema que me tiene... y es cuando voy a un restaurante y me
encuentro a un niño de muy corta edad, sentado con sus padres en una
mesa, comiendo, pero al niño le dan una pantalla, y se le priva de esa
relación con el padre y con la madre...
Estoy absolutamente de acuerdo. Y no es solo que se le prive de la
conversación, es que se le priva literalmente de la interacción.
Interaccionar va mucho más allá de las palabras. Antes, cuando estábamos
en un restaurante, nos mandaban a jugar entre las servilletas. Es algo
que en las generaciones anteriores, sin saberlo, se hacía bien. Porque
ese juego con la servilleta es juego simbólico, en el que se desarrolla
la parte creativa del cerebro, en el que tienes que imaginar cosas.
Lo que nos está pasando, a nivel social, es más o menos lo que nos pasó
con el tabaco o con la cerveza. Ahora sabemos que es adictivo, y lo
sabemos también de las pantallas. Es algo que se sabe en ciencia, los
datos de hecho son abrumadores, y el desarrollo neurológico se está
modificando. La ciencia ya lo dice. Lo que falta son campañas de
sensibilización sobre los daños. Igual que ocurrió con el tabaco: los
niños fumaban literalmente con seis años. Y sin embargo es algo que
asumimos todos cuando se prohibió fumar. Se ha producido una educación
en ese sentido y creo que debe haber también una educación digital.
- ¿Cómo equilibramos la balanza para que los niños crezcan en un mundo
invadido por las pantallas?
Hay un dicho africano precioso que dice que "para educar a un niño hace
falta la tribu entera". Si cada parte de los que estamos involucrados
asumiéramos nuestra parte de responsabilidad, podríamos llegar a grandes
cosas. A nivel institucional, debería haber campañas de concienciación
sobre el uso adecuado de pantallas y sobre lo que yo llamo "neuromitos
de baja intensidad", ese conocimiento erróneo del cerebro que se está
generalizando. A mí me llegan padres que me dicen "es que mi hijo sabe
mucho más de tecnología que yo" y eso es un concepto erróneo. No saben
más que nosotros: saben mover un botón, pero sin embargo no
interaccionan bien ni con la pantalla ni con la información.
Es importante que la sociedad del conocimiento, y lo dicen la OCDE y la
UNESCO, tenemos que abordar este cambio tecnológico en tres variables:
con las campañas, en el aula y los educadores. Como profesora, es mi
lucha cada día. Que el alumnado conozca su cerebro para qe pueda
interacutar bien con las pantallas, pero sobre todo con la vida. Porque
enseñar y aprender es algo multifactorial y en Suecia parece que lo
habían olvidado.
- ¿A qué edad se debería dar una pantalla por primera vez a un niño?
Esto no lo voy a decir yo. La OMS dice, a través de un montón de
estudios, que de 0 a 2 años no se puede dar pantalla alguna a un niño.
Cero tecnología. Interacción, interacción, interacción. Nos dice después
que de 2 a 5 años la recomendación es media hora, pero no es tanto el
tiempo como la manera de hacerlo. Tiene que ser un uso guiado que
permita al niño aprender que las pantallas no tienen solo un uso lúdico,
sino también de aprendizaje. Esto es algo que a mí como profesora de
secundaria me cuesta mucho porque yo las uso, y los alumnos se
sorprenden de poder usar el móvil para poder saber, por ejemplo, la
pronunciación de una palabra.
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