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Las olas de calor y los niños

No solo en Estados Unidos estamos sufriendo este verano las olas de
calor. A medida que las temperaturas se disparan en todo el mundo, el
calor extremo pone en peligro la salud de los niños y niñas, los deja
fuera de la educación y hace que estén cada vez más preocupados por el
futuro, según la organización sin ánimo de lucro Save the Children.

Estas son las cinco formas en las que las olas de calor están afectando
a los derechos de los niños y niñas.

1) Efectos sobre la salud

Los niños y niñas expuestos al calor extremo corren un mayor riesgo de
sufrir enfermedades respiratorias y renales, entre otras.

Cuanto más se exponen al calor extremo, mayor es su riesgo de sufrir
enfermedades respiratorias y renales, fiebre y desequilibrio
electrolítico (alteración de la concentración de minerales en el
cuerpo), lo que puede alterar una serie de funciones críticas, incluidas
las cardíacas y neurológicas, según un estudio de la revista Lancet.
También puede causar deshidratación grave, agotamiento e insolación, que
si no se trata puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los
riñones y los músculos, siendo mortal en algunos casos.

Mantenerse hidratado, lo más fresco posible y alejado del sol puede
reducir las probabilidades de enfermar.

Pero a veces esto no es posible, y los niños y niñas afectados por la
desigualdad, la discriminación y los conflictos son especialmente
vulnerables y tienen más probabilidades de carecer de acceso a una
atención sanitaria de calidad.

Esto incluye a la infancia refugiada y desplazada, según Save the
Children, como los refugiados rohingya en Cox's Bazar (Bangladesh), que
viven bajo un calor abrasador en refugios hacinados y congestionados
hechos de lona y bambú. Estos niños y niñas se enfrentan a menudo a
brotes de enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea y el
cólera, que ponen en peligro sus vidas.

2) Alteración del aprendizaje

Las recientes olas de calor han provocado el cierre de escuelas en todo
el mundo. Incluso cuando los niños y niñas pueden ir a la escuela, el
calor puede afectar a su concentración. Justina, una activista infantil
de 16 años de Zambia, contó a Save the Children que se desmayaba en
clase: "Cuando hace tanto calor, me desmayo. La semana pasada me desmayé
por el calor. Fue en la escuela, y me sentí mal porque fue en público.
No sé qué me pasó. Me sentí asfixiada debido al calor".

El calor puede tener un impacto significativo en la educación, ya que
los estudiantes muestran niveles más bajos de rendimiento durante los
años escolares calurosos. Las investigaciones sugieren que cada grado
Fahrenheit de aumento de la temperatura reduce en un 1% lo aprendido en
un curso escolar. La exposición al calor puede exacerbar las
desigualdades, ya que los estudiantes de hogares con menos ingresos
tienen más probabilidades de vivir en zonas afectadas por el calor y
menos probabilidades de beneficiarse de elementos como el aire
acondicionado.

Además de limitar el calentamiento de las temperaturas, Save the
Children afirma que las autoridades deben adaptar las escuelas y otros
centros educativos para que resistan las olas de calor e incluir la
educación climática en los planes de estudio.

3) Hambre

En todo el mundo, las malas cosechas y la muerte del ganado provocadas
por el calor extremo ponen los alimentos fuera del alcance de los niños
y las familias, y a menudo acaban haciendo subir los precios para todos.
El calor sin precedentes en Estados Unidos amenaza actualmente el
rendimiento de las cosechas, por ejemplo, y los países con menos
ingresos llevan años enfrentándose a sequías y malas cosechas.
Mientras tanto, en una reciente ola de calor en Bangladesh, los cortes
de electricidad obligaron a cerrar las tiendas, acabando con los
ingresos diarios de las familias y poniendo los alimentos aún más fuera
de su alcance.

Save the Children afirma que los países de renta más alta deben invertir
más en sistemas de protección social que tengan en cuenta las
necesidades de la infancia y respondan a las crisis para ayudar a las
familias y a los niños a hacer frente a la situación e invertir en una
planificación a largo plazo que aumente la resiliencia de las
comunidades. Un estudio reciente realizado por Save the Children y otros
miembros de la Iniciativa por los Derechos de la Infancia y el Medio
Ambiente (CERI, por sus siglas en inglés) ha revelado que sólo el 2,4%
de los principales fondos mundiales para el clima pueden clasificarse
como destinados a apoyar actividades que tengan en cuenta las
necesidades de la infancia.

4) Imposibilidad de jugar

Para muchos niños y niñas, estas olas de calor llegan con la vuelta al
cole por vacaciones. Pero como las autoridades advierten a la gente de
que permanezca en casa, es más probable que estén encerrados, solos e
incapaces de realizar actividades fundamentales para su desarrollo
físico y mental, como jugar con amigos y hacer ejercicio físico. Esto
también puede suponer riesgos de protección para los niños.

En España el período escolar se terminó hace unos días, pero en muchos
centros y espacios se desarrollan actividades de ocio para la infancia
durante las vacaciones de verano. Desde Save the Children, por ejemplo,
ofrecemos espacios seguros como campamentos de verano y colonias urbanas
para facilitar la conciliación familiar y evitar que los niños y niñas
se queden solos en casa o en la calle bajo las altas temperaturas.

5) Malestar psicológico

Los días calurosos de verano aumentan el número de personas que sufren
emergencias de salud mental, según investigaciones recientes.

Incluso observar a distancia el desarrollo de la emergencia climática
pasa factura a la salud mental de la infancia de todo el mundo. El año
pasado, un estudio de Save the Children Reino Unido reveló que el 70% de
los niños británicos estaban preocupados por el futuro que heredarán, y
el 56% opinaba que el cambio climático y la desigualdad están provocando
un deterioro de la salud mental infantil en todo el mundo.

Por su parte, otro estudio publicado en la revista The Lancet reveló que
más del 45% de los niños y jóvenes de 10 países afirmaron que sus
sentimientos sobre la crisis climática afectaban negativamente a su vida
diaria y a su funcionamiento.

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