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¿Por qué los niños empiezan a segregarse por género más allá de los 5años? (y II)‍

En la época en que entran en el kinder, niños y niños conviven en

armonía, pero pocos años después, dicen en Ser Padres, el panorama

cambia y los niños pasan a relacionarse fundamentalmente con los varones

y las niñas también entre sí.

Esta conducta puede atribuirse a la interacción entre la etapa de

desarrollo y la división de roles de género en la sociedad. En estos

años, el sentido de la realidad se afianza con fuerza. Los niños y las

niñas toman plena conciencia de su género y se esfuerzan por

identificarse con él. Son capaces de visualizar su futuro y reconocen

los gustos y comportamientos asignados a hombres y mujeres en nuestra

sociedad.

La intensa identificación con su propio género, el esmero y la práctica

dedicados a adoptar las aficiones y conductas esperadas, van acompañados

de la necesidad de marcar una distinción clara con las aficiones y

conductas del género contrario. La insistencia en afirmarse claramente

como niño o niña ("¡Que nadie se equivoque conmigo!") se refleja en ese

antagonismo, en el desprecio mutuo que prevalece durante estos años.

Los varones se vuelven inquietos, se dedican a deportes y son altamente

competitivos. Además de los juegos de pelota, es común verlos esperando

en fila para saltar escalones o realizando flexiones, midiendo su

capacidad para contener la respiración. Quieren demostrar quién es el

más fuerte, hábil y resistente. Disfrutan corriendo y enfrentándose, sin

importar ensuciarse.

Las niñas, en cambio, son más coquetas y maduras, interesadas en juegos

verbales y calmados donde interpretan roles o imitan a sus artistas

favoritas. Mientras que a los niños les aburren las historias

sentimentales y los chismes, a ellas les preocupa la percepción de los

demás, se interesan por los problemas de la sociedad y el mundo adulto,

y les encanta conversar.

En cuanto a los ídolos, los varones admiran a los futbolistas, mientras

que las niñas se sienten atraídas por cantantes de moda. No es necesario

decir que ambos sexos suelen encontrar aburridos los juegos y

actividades que interesan al género contrario.

¿Cómo abordar esta situación en casa?

Los padres deben entender que hasta cierto punto, es natural que los

niños quieran identificarse con su género y resaltar las diferencias con

el otro. Sin embargo, también deben moderar los excesos de este proceso,

especialmente cuando se observa entre hermanos.

Ante burlas leves, una reprimenda suave y razonada será suficiente,

dejando claro que no se apoyan actitudes sexistas ni contrarias a ellas

(llegará el momento de ponerles nombres a estas actitudes; los niños no

deberían soportar todo solo por ser niños). Ante burlas hirientes,

insultos o agresiones (que pueden manifestarse de diversas formas, como

levantar faldas a las niñas), es necesario una reprimenda firme y no

tolerar ni por omisión.

Es fundamental prevenir estos excesos y la mejor manera es a través de

una educación no sexista. Esto implica no establecer diferencias

indebidas en los juguetes, tareas del hogar y expectativas de

comportamiento para niñas y niños (ellas no deben ser solo dulces y

sumisas, ni a ellos se les debe prohibir llorar).

Un conjunto de sugerencias para abordar esta situación desde el hogar y

reducir el rechazo entre niños y niñas incluye:

Ser un modelo de respeto y equidad en el hogar.

Fomentar la comunicación abierta en la familia.

Cultivar la empatía.

Organizar actividades mixtas para promover interacciones positivas.

Enseñar habilidades para resolver conflictos de manera constructiva.

Estimular la colaboración en proyectos conjuntos para reforzar la

cooperación.

Exponerlos a diversas perspectivas a través de medios y educación en

equidad de género para cultivar su comprensión de la diversidad y

prevenir estereotipos.

Intervenir ante conductas negativas que puedan surgir.

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