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Traumas emocionales que pueden afectar al crecimiento de los niños (I)

En un rincón recóndito de nuestro ser, las emociones que experimentamos

a lo largo de nuestras vidas se esconden, a menudo manifestándose en

formas inesperadas y sorprendentes. La medicina ha estado observando

detenidamente este fenómeno en la última década, reconociendo cómo

nuestras emociones pueden ejercer tanto poder en nuestra salud, para

bien o para mal. El enfoque ahora se centra en una pregunta intrigante:

¿Puede un trauma emocional durante la infancia afectar el desarrollo

físico de los niños? Responden desde La Tercera.

María Vial, hoy con 27 años, relata en el diario cómo a los cinco años

experimentó un suceso que marcaría su vida. La enfermedad terminal de su

padre desencadenó un proceso de adaptación y tristeza desde muy temprana

edad. Su madre, Josefa Silva, de 50 años, recuerda cómo en ese tiempo de

incertidumbre y cambio, María empezó a mostrar signos físicos inusuales:

su cuello se hundía, su estatura no avanzaba y su fisionomía tomaba

formas distintas.

"Al principio, me sentí muy sola. Cuando compartía mi preocupación sobre

la salud de María, todos decían que exageraba, que estaba imaginando

cosas", cuenta Josefa. A pesar de la falta de apoyo, Josefa llevó a

María al pediatra, quien finalmente las remitió a un endocrinólogo. Seis

meses después, la visita reveló una pausa total en el crecimiento de

María, así como un retraso en su desarrollo de un año y medio.

Los estudios científicos han comenzado a tejer un vínculo entre el

estrés emocional y el crecimiento físico en la infancia. Un estudio

realizado en 2023 por la editorial de salud Karger, titulado "Estrés y

Crecimiento en Niños y Adolescentes", demostró que "la activación

crónica del sistema de estrés y del cortisol tiene impactos negativos en

el crecimiento, la función tiroidea, la reproducción, la pubertad y el

metabolismo". Otro estudio en 2017 realizado por el consorcio

internacional de Investigación Genética de Rasgos Antropométricos

—GIANT—, analizó el esqueleto de niños que vivieron en Europa durante la

Primera Guerra Mundial. A pesar de su estado nutricional adecuado, estos

niños eran más bajos que la media global, debido a la influencia del

estrés y las emociones negativas en el funcionamiento de la hipófisis.

Para Rossana Román, endocrinóloga infantil del Hospital Clínico San

Borja Arriarán, la somatización emocional es posible pero compleja de

detectar en la niñez debido a múltiples factores influyentes en el

crecimiento. Aclara que la hipófisis, "glándula madre" de las hormonas

en el cuerpo, puede verse influenciada por elementos externos como las

feromonas, afectando el ciclo de crecimiento.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXFuel